November 2025 | Newsletter

English Version

November invites something deeper.

For me, it brings my birthday: an annual moment to reflect, pause, and notice how life continues to unfold.
It also brings a U.S. national holiday, celebrated in many countries, that holds different meanings for different people.

For some, Thanksgiving is a time of warmth and gathering with their loved ones.
For others, it's a reminder of painful history—especially for Indigenous communities across the United States.

Both truths exist, and yes, both truths can co-exist. But no matter how—or if—you celebrate, one thing remains:

 "Moments of togetherness are sacred."

And this time of year reminds us just how many are grieving the ones who won't be around the table. Whether the loss is fresh or old, loud or quiet, seen or unseen—grief has a way of walking beside us through the season (and every season, for that matter).

Still, there is something so human about choosing to gather. To show up. To remember. To love again...

Versión en Español

Noviembre nos invita a profundizar.

Para mí, trae mi cumpleaños: un momento anual para reflexionar, hacer una pausa y notar cómo la vida sigue presentándose ante mí.

También trae una celebración nacional en Estados Unidos y en muchas partes del mundo, que tiene distintos significados para diferentes personas.

Para algunas, el Día de Acción de Gracias es un tiempo para reunirse con sus seres queridos.
Para otras, es un recordatorio de una historia dolorosa, especialmente para las comunidades indígenas en los Estados Unidos.

Ambas verdades existen y sí, ambas pueden coexistir. Pero no importa cómo —o si— celebras, hay algo que siempre permanece: 

"Los momentos de unión son sagrados."

Y esta época del año nos recuerda cuántas personas están atravesando el duelo por quienes ya no se sentarán a la mesa.
Sea una pérdida reciente o antigua, ruidosa o silenciosa, visible o invisible, el duelo tiene una manera de caminar a nuestro lado durante esta temporada (y, en realidad, durante todas las temporadas).

Aun así, hay algo profundamente humano en decidir reunirse. En presentarse. En recordar. En volver a amar.