Una reflexión del Mes del Orgullo sobre la identidad,  legado y el derecho a ser plenamente reconocidos


Cada junio, los arcoíris llenan vitrinas y titulares, presentando al mundo una celebración. Mucha gente cree que el Orgullo es solo una fiesta para la comunidad LGBT+. Pero en realidad, es mucho más que eso.

El Orgullo es memoria. Es un regreso a lo que somos y a todo lo que nos ha costado vivir desde esa verdad. Es una forma de decir: aún estamos aquí. Aún amamos. Aún resistimos.
También es un tiempo para honrar a quienes lucharon por nuestros derechos—y que quizás se fueron demasiado pronto. El Orgullo es una celebración, sí—pero también es un tributo. Un acto sagrado de memoria y resistencia.

Como alguien que pertenece a esta comunidad y trabaja en el ámbito de los cuidados al final de la vida, siento el peso y la belleza de este mes de una forma diferente. Porque he aprendido que no se trata solo de cómo vivimos—también se trata de cómo morimos.

 

“Y de si se nos permite o no morir siendo quienes realmente somos.”

 

Las Personas que se Quedan

He vivido lo esencial que puede ser la familia elegida—especialmente para personas queer, pero no únicamente.

La familia elegida, son esas personas que aparecen cuando nadie más lo hace. Quienes te aman sin condiciones—y a quienes tú amas con la misma fuerza.

D & CHace casi ocho años me enamoré de la mujer más hermosa y maravillosa, parte de mi familia elegida. Desde entonces, hemos construido una vida juntas, navegando entre alegrías y desafíos. Somos un equipo, y haríamos cualquier cosa la una por la otra.

Irónicamente, cuando viajamos juntas, no se nos permite pasar por migración como pareja. Porque somos dos mujeres, no se nos reconoce como familia. Mientras tanto, nuestras amistades heterosexuales (aunque no estén casadas) sí son consideradas una familia sin problema alguno.

Tengo clarísimo que cuando muera, el último rostro que quiero ver es el de ella. Y mis deseos—el deseo de que esté a mi lado—deberían ser respetados y honrados. Al menos en mi mundo ideal.

Pero la realidad está lejos de eso. He escuchado historias—y he presenciado momentos—en que parejas fueron excluidas de decisiones médicas, o incluso se les prohibio entrar a la habitación. “Amigos” que no eran reconocidos legalmente, no fueron notificados hasta que ya era demasiado tarde.31

Hace tiempo escuché la historia de Esther(1), a quien se le negó estar junto a su esposa, Cathy—su compañera durante 33 años—mientras ella moría. Solo puedo imaginar el dolor de perder al amor de tu vida sin poder estar a su lado en ese momento sagrado.

Y sé que no ha sido la unica.

 

 

Portadorxs del Legado

Hay un tipo de dolor que corre más profundo en nuestra comunidad—una pena por las vidas que nunca se les permitió desarrollarse por completo. Por quienes no llegaron a la vejez. Y por quienes sí lo hicieron, pero cuyas historias permanecen en silencio, sin testigos.

Muchas personas mayores queer, han vivido toda su vida marginados. Llevan dentro de ellos, historias de amor que tuvieron que esconder, identidades constantemente amenazadas, y vínculos construidos en la sombra. Su supervivencia no es solo personal—es histórica.

Ser un adultx mayor LGBT+ es ser un archivo viviente. Un guardián de verdades que el mundo intentó borrar.

Quiero nombrar a una de ellas: Shatzi Weisberger(2), conocida como la “Doula de la Muerte del Pueblo”. Shatzi fue enfermera, activista, anciana radical y mujer queer orgullosa. Pasó su vida luchando por la justicia, y en su última etapa hizo algo audaz y poco común: invitó al mundo a presenciar su proceso de morir.

Organizó una “fiesta de muerte” para celebrar su vida y preparar su partida. Planificó su muerte con tanta intención como alguien podría planear una boda: con belleza, ceremonia, comunidad y amor. No ocultó su miedo—pero tampoco ocultó su verdad. Permitió que lo sagrado de la muerte, se hiciera visible. Y al hacerlo, nos dio permiso a los demás de imaginar algo más para nosotros mismos.

Algunxs quizás la llamaron excéntrica. Yo la llamo valiente. Shatzi fue ella misma—sin disculpas—hasta el final.

Ese es el tipo de legado que quiero honrar. No porque haya sido perfecto, sino porque fue verdadero. Porque fue plenamente suyo. Ese es el tipo de vida—y de muerte—que deseo para todos nosotros: una que refleje quienes somos por completo, y el amor que nos atrevimos a vivir.

 

Morir sin Disfraz

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La triste realidad es que muchas personas LGBT+ aún sienten miedo de lo que significa morir—no solo en un hospital, sino dentro de familias o sistemas que se niegan a verles. Temen ser marginados, malinterpretados o ignorados en sus momentos más vulnerables. Temen que sus últimos deseos no sean respetados, que su identidad sea borrada, y que su duelo quede invisible.

Estos temores no son imaginarios. Son realidades vividas, y se repiten en toda América Latina.

En El Salvador(3), las acciones del gobierno han profundizado estos temores. En 2024, se ordenó eliminar todas las guías oficiales de salud relacionadas con diversidad sexual en las clínicas públicas. Estas directrices, aprobadas en 2016 para asegurar una atención respetuosa e informada, fueron eliminadas con un mensaje implícito: tu existencia no tiene lugar aquí.

¿Y qué pasa cuando estos mismos sistemas están a cargo de tu muerte?

El cuidado en nuestros ultimos momentos, no es un lujo. Es un derecho humano.
Cada persona—sin importar su preferencia sexual e identidad—merece ser vista, escuchada y sostenida con dignidad al final de su vida.

 

Una Segunda Muerte

Cuando comencé a escribir este blog, le pedí su opinión a una amiga y activista LGBT+ local, Fatima. Su respuesta me conmovió profundamente. Me hizo ver que mis miedos, deseos y esperanzas no son solo míos. Son compartidos. Estan vivos. Son reales.

Aquí comparto lo que me dijo (originalmente escrito en español):

 

“El Orgullo también es en la muerte: el derecho a ser quienes somos hasta el final.
Durante el mes del Pride celebramos con alegría, con fuerza, con memoria. Pero también es un momento para reconocer las luchas silenciosas que aún nos atraviesan, incluso en la muerte. Para muchas personas LGBT+, el final de la vida puede venir acompañado no solo del duelo, sino del temor de ser borradas, suavizadas o reinterpretadas por familiares que nunca aceptaron del todo quienes éramos. 

He visto de cerca cómo eso duele. Una amiga muy querida, con su estilo alternativo —tatuajes, cabello de colores, aros, ropa oscura— fue vestida por su familia para su funeral como “la niña que ellos querían recordar”, no como la mujer valiente y auténtica que fue. 

Fue una especie de segunda muerte: la de su identidad.

En tiempos de duelo, las familias deben recordar que el verdadero acto de amor no es rehacer al ser querido en su imagen, sino honrarle por completo: sin censura, sin correcciones. El Orgullo también es eso—ser reconocides, respetades y celebrades tal y como fuimos, hasta el último respiro.”

Las palabras de Fatima hablan por muchos. Hablan por mí

 

Lo Que Espero

Cuando imagino el tipo de cuidado que nuestra comunidad merece, veo esto:
Una habitación tranquila llena de personas que nos conocen. Manos entrelazadas sin dudar. Nombres pronunciados con respeto. Identidades vistas, honradas y jamás puestas en duda. Sin tener que explicar quiénes somos. Sin miedo de ser reducidos o reescritos. Solo el consuelo de ser conocidos.

Ese es el tipo de cuidado que quiero ayudar a crear.
Esa es una de las dos razones principales por las que escribo este blog: para dar voz a lo que muchos antes que yo no pudieron decir.

Mi segunda razón es seguir rompiendo las estructuras que me mantuvieron cautiva por tanto tiempo, para que mi familia, mis amigos y la generacion que viene atras mio, puedan ser LIBRES!. Libres para ser, para amar, para vivir y para morir siendo ellos mismos.

Este Orgullo, deseo que sigamos construyendo espacios—a lo largo de toda la vida—donde nadie tenga que desaparecer para ser amade.
Eso también incluye el umbral final. Ese momento sagrado de partir físicamente de este mundo.

Porque eso también lo merecemos.

 


• Esther y Cathy, Shatzi, la amiga de Fatima: les honro. •

 

Fuentes de informacion y recursos adicionales

  1. Esther's Story – Minute 06:09 - 07:09
  2. Shatzi Weisberger – The People’s Death Doula 
  3. Gender Diversity in El Salvador
  4. Marie Curie Report on LGBTQ+ End-of-Life Care

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